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No me vas a creer, Lolita, la miserable noticia que acabo de ver en la plaza. En China hay unas… no sé siquiera si llamarlas personas… que “celebran”, que no sé cómo es eso posible la verdad, un “festival” en donde asesinan cruelmente a miles de perros y se los… comen. Me dan arcadas de solo pensarlo. Me repugna, Lolita. ¿A ti no? Obvio.
¿Tú te imaginas que le hicieran algo así a Paquita? Claro que no, yo sé que no. ¿Cuántas veces no has corrido tú junto a ella? Mis dos nenas, la brisa de su andar ligero, que tantos amaneceres me ha enternecido. Que Dios y la santísima Virgen me guarden de no cometer un pecado igual si alguien llegase a lastimarlas. Aunque no puedo evitar pensar en si en verdad es pecado la legítima defensa de aquello que le pertenece a uno.
¿Tú qué opinas, Lolita? Es más, si realmente lo piensas… o al menos eso creo yo, no sé qué opines, pues Dios nos ha dado un corazón para defender lo que amamos ¿No? Y si Dios nos ordena amarnos sin condiciones, ¿cómo no defender ciegamente al inocente, sin importar quién sea? ¿Sería realmente pecado si le arrebatara la vida a alguien que, sin derecho alguno, intenta arrebatármela a mí? ¿Fue pecado usar mi machete contra aquel ladrón que amenazó nuestro hogar en el 96? Dios da la vida y Dios la quita, y quien viola esta ley divina renuncia, por consecuencia, a su derecho de vida.
Es triste esta época en que vivimos, lo sé. Me decepciona la humanidad, como a ti, lo sé. Sin embargo, a pesar de todo, Lolita, sé que te alegrará saber que también hay personas que están luchando en aquel infierno. Estos héroes rescatan algunos perros, de las garras de esos animales, porque de verdad, en serio que no se me ocurre otra palabra para describir a esos salvajes.
Algo que me reconforta, que me da paz, y espero a ti también, es el prolongado silencio de la muerte, la contemplada serenidad del inocente muerto. Hay formas de formas. Hay muertes de muertes, eso está claro. Pero a pesar de que me entristezcan las imágenes de aquellos animalitos empalados, siendo cocinados, que menos mal, menos mal no viste… Pues sus cuerpos gritan en las llamas, su carne llora con cada corte y mordisco, pero no es más. Lo que quiero decir es que sus vidas ya no son, que son recuerdos solamente. Tengo marcada en la mente la imagen de uno de esos perros siendo cocido. Tenía el hocico abierto, como gimiendo, ladrando, pidiendo ayuda. Pero lo que digo es que me recuerda es como a una estatua gótica, el mero recuerdo de un sufrimiento que ya calló, y aunque no lo justifique, es este silencio el que me da paz. Pues ya no sufre quien no existe, ni tampoco llora el cuerpo sin el alma. ¿No?
Ahora, no quiero que me malinterpretes. Como ya te dije, no es que justifique la atrocidad. Más bien, pienso que lo que hago es buscar desesperadamente una manera de tranquilizarme, de convencerme de que no es tan malo, de que así deben ser las cosas, de que así son, más bien, de que no sufren… Sé que lo hacen. Lo sé. Pero así es la vida, supongo. Así es la vida ¿no?
Ahora, otra cosa. Que busque una excusa para sentirme más tranquilo, o menos mal, digamos, no quiere decir que ignore la situación, ni que me quede callado ante esta. Es más, allá en la plaza nos invitaron a participar este domingo en una protesta en Bogotá, para presionar a la comunidad internacional, para que hagan algo. Vamos a ir con los niños, obviamente, porque quiénes seríamos si no.
Como decía, hay leyes, está Dios, hay formas de formas, como decía, y también muertes de muertes. ¡Son perros! ¡Son mascotas! ¡Son como nuestros hijos y hermanos! ¡Más inocentes, incluso! ¿Cuántos traerán al mundo con ese único propósito que es aquella depravada muerte? ¿Cuántos nacerán con el fuego ya en las venas? ¿Cuántos con su collar afilado? ¿Cuántos sin nombre? ¿Cuántos que no conocerán a sus madres? ¿Cuántos arrebatados cachorros? ¿Cuánto sufrimiento? ¿Cuánta decadencia?
Yo, en cambio, a ti, te rasco la barriga, te espanto las moscas, te hablo, te cuento sobre mi viaje a la plaza del pueblo, te canto, te acaricio el pescuezo, te agradezco por todo, te dejo quedarte hasta tarde en el pasto, quédate quieta, piensa en lo grandes que serán tus tres terneritas, que deberías estar muy orgullosa de ellas, piensa en lo mucho que se divertirán corriendo bajo el sol con Paquita, piensa en lo mucho que ayudarán a esta familia y a otras, tal y como lo haces tú, y por eso te mereces la vida que llevaste, tu pastoreo feliz, esta gentil despedida, quieta, quieta, te va a doler más así, tú eres fuerte, recuérdalo, recuerda lo que te dije del silencio y de la paz, recuerda que no llora el cuerpo sino el alma, no llores, por favor, yo también te extrañaré, yo también te agradezco por todo, a mí también me duele, pero recuerda: así es la vida, relájate, quieta, quieta, solo vas a sentir frío un segundo, es solo mi caricia de hierro, quieta, silencio, solo está lloviendo, no es más, ¿recuerdas la vez que te resbalaste en la lluvia?, es eso, quieta, así, solo es lluvia, eso, silencio, shhh, shhh, shhh.
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